Horas
Domingo a jueves 10 am - 9 pm
Viernes a sábado de 10 a.m. a 10 p.m.
Humildes comienzos
Steel, N. y Larsen, K., 2006. Long Road To "Las Americas". Times Record Todays woman, p.14.
Hay muchos rasgos necesarios para tener un negocio exitoso en este mundo y uno de ellos es la capacidad de recuperación. Tanto Mercedes como Domingo han demostrado esto innumerables veces durante su búsqueda de una vida mejor, no solo para ellos mismos sino también para sus hijos. Su viaje hacia donde están hoy comenzó cuando se mudaron a Arkansas en 1998 sin muebles ni nada a su nombre. Al no tener adónde ir, se quedaron con la hermana de Mercedes que ya vivÃa en van Buren, Arkansas. Domingo encontró un trabajo en una planta procesadora de pollos y Mercedes luego se postuló para trabajar en la misma planta. Aquellos dÃas fueron duros para ellos. Mercedes recuerda haber llorado "el trabajo era duro y hacÃa mucho frÃo". La habÃan designado para el turno de noche y para trabajar en el congelador. Mientras sus hijos estaban en la escuela, dormÃa lo poco que podÃa. Recuerda que no podÃa pasar mucho tiempo con sus hijos y que lloraban cada vez que tenÃa que irse a su turno de noche. SabÃa que las cosas no podÃan seguir asÃ. con el apoyo de su esposo y su fe en Dios, siguieron avanzando.
En 2000, se enteraron de que el dueño de un restaurante estaba buscando vender su negocio en Fort Smith, AR. Domingo recuerda haberle dicho a Mercedes "intentémoslo, no tendrás que estar en la cocina, podemos hacer esto. Tendrás un asiento en la caja y las cosas te serán más fáciles". Su entusiasmo duró poco. el poco dinero que tenÃan se gastó en la puesta en marcha. Las facturas comenzaron a acumularse y también lo hicieron sus preocupaciones. La mayorÃa de los dÃas tenÃan una o dos mesas pequeñas para todo el dÃa laboral. Sus únicos "empleados" eran dos voluntarios que los ayudaban los fines de semana. Las cosas no pintaban bien. Estaban desconsolados al ver que el negocio por el que trabajaban duro estaba vacÃo dÃa tras dÃa. Domingo Mercedes comenzó a rezar todos los dÃas para que los clientes entraran por esa puerta. No les importaba si no era una mesa grande o algo especial como eso, todo lo que querÃan era alguien que les diera una oportunidad a su comida. Con algo de fe y paciencia, comenzaron a ver pequeños rayos de esperanza para su negocio.
Dos de esos rayos de esperanza se llamaron Chuck Raney y Peggy Weidman. Mercedes y Domingo atribuyen todo su éxito a cada persona que ha entrado por sus puertas y le ha dado una oportunidad a su comida. Sin embargo, si no fuera por la ayuda de esas dos personas, es seguro decir que Las Américas que conoces ahora no estarÃa aquÃ. Hicieron todo lo posible para contarles a todos sus amigos sobre el restaurante y asegurarse de ir a comer allÃ. Con esa pequeña ayuda y el estÃmulo de sus nuevos clientes, sabÃan que podÃan hacerlo. Lento pero seguro, el restaurante ha llegado a donde está gracias a USTED, la persona que lee esto, la persona que dijo: "eso parece interesante, intentemos". Le agradecemos sinceramente y esperamos no solo seguir demostrándole una gran calidad en lo que respecta a la comida y el servicio, sino también seguir mejorando y brindarle lo mejor que podamos.